Preguntarnos cuál es el presente y futuro de la RSE en Venezuela bajos las actuales condiciones en las que vive el país es un poco arriesgado.
En
diferentes oportunidades he afirmado que la responsabilidad social empieza por
casa y que las organizaciones deberían mirar hacia adentro antes de pensar en
plantar un arbolito en el parque de la esquina o pintar una escuela. Siempre he
dicho que primero está la
responsabilidad ante la junta directiva, está claro que ninguna empresa existe
para perder dinero, ni ninguna organización para fracasar; en segundo lugar –o
no sé si este está primero y el anterior de segundo, como el cuento del huevo y
la gallina– está la responsabilidad ante los trabajadores (sin trabajadores no
hay organización pero sin empresa, propietarios, accionistas y ganancias no hay empleo); en tercer lugar,
el entorno y dentro de ese entorno la familia de los trabajadores, la comunidad
y por supuesto la sociedad.
¿Qué ha pasado
en Venezuela?
Si hacemos una
retrospección de las empresas que han hecho Responsabilidad Social (en
mayúsculas) como su nombre y definición lo indican, sean locales o multinacionales que operan en el país,
me sobran dedos de las dos manos para mencionarlas.
Creo
que se han desarrollado numerosas actividades –por cierto muy importantes– vinculadas
con lo que yo llamo acción social o desarrollo e involucramiento con la
sociedad, que sin lugar a dudas es parte de la Responsabilidad Social, mas no
Responsabilidad Social como un todo, entendiendo como su concepto:
“Responsabilidad de una organización ante los impactos
que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medioambiente, a
través de un comportamiento transparente y ético que contribuya al desarrollo
sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad, tome en consideración las expectativas de sus
partes interesadas, cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la
normativa internacional de comportamiento; y
esté integrada en toda la organización y
se lleve a la práctica en sus relaciones”.[i]
Por otra parte, sigue existiendo en nuestro país la
confusión entre caridad, filantropía (vinculada a las personas) y
responsabilidad social. Ojo, no es que este criticando estas actividades; por
el contrario, ante la situación que vive actualmente nuestro país y –por qué
no– nuestro mundo, éstas se hacen imperativas y necesarias. Sin embargo, las acciones filantrópicas por sí mismas no
consiguen el objetivo primordial de integrar la responsabilidad social en la
organización dentro de sus prácticas.
A este respecto,
cuando me refería a cuántas empresas existían que hubiesen abordado la
responsabilidad dentro de sus prácticas diarias, me refería a cuántas han abarcado
transversalmente las 7 materias de la Responsabilidad (Gobierno Corporativo,
Derechos humanos, Practicas laborales, Medio Ambiente, Practicas justas de
operación, Temas de clientes y consumidores y Participación activa y Desarrollo
de la comunidad), cuántas han desarrollado programas de responsabilidad social
vinculados al corazón de su negocio.
Cuando digo pocas, no quisiera ser injusta con el
sector empresarial venezolano que tanto ha hecho por mantenerse a flote durante
todos estos años en los cuales nuestro país se está viniendo abajo; todo lo
contrario, estoy haciendo justicia a aquellas empresas que han entendido a
través de los años, que la generación de empleo no es suficiente, que existe un
capital humano que no debemos ignorar, que han entendido que vivimos en un
mundo donde las personas tienen necesidades y que ser rico no es malo, por el
contrario, ser rico es bueno si te lo has ganado con esfuerzo, ética y
principios morales sin ignorar el derecho de los demás a una vida decente.
Estoy convencida de que una causa importante –por no
decir la más importante– que nos llevó a la situación en la cual estamos
viviendo, es ese capital humano que fue en cierta forma ignorado durante tantos
años por muchos –y no quiero decir empresarios, porque sería injusta–, fueron ignorados por la sociedad como un todo
y que vieron en la figura del llamado “socialismo del siglo XXI” la gran
solución que los iba a sacar de la situación de pobreza y exclusión social en
la cual vivían. Y el resto de la historia y sus consecuencias no hace falta que
las diga….
¿El futuro?
Yo tengo fe en que esta lección que nos ha dado el
pueblo sirvió y servirá para que sigan sobreviviendo aquellas empresas que
comprendieron la importancia de sus trabajadores y que los ayudaron y se
comprometieron con ellos no solo para producir beneficios, sino para crear empleos
dignos y con ello justicia social.
¿Un ejemplo de esto? El compromiso de la gente de
Polar con su empresa, la “Garra Polar” es una prueba de que sí se puede ser Socialmente Responsable
en Venezuela.
Perla Puterman S.
@FRSIberoamerica
Escrito originalmente para la Edición No 35 de la Revista RSE Venezuela
[i]
Tomado de la Norma ISO 26000:2010 Guía de Responsabilidad Social
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