miércoles, 14 de septiembre de 2016

LA RSE en retrospectiva


Preguntarnos cuál es el presente y futuro de la RSE en Venezuela bajos las actuales condiciones en las que vive el país es un poco arriesgado.


En diferentes oportunidades he afirmado que la responsabilidad social empieza por casa y que las organizaciones deberían mirar hacia adentro antes de pensar en plantar un arbolito en el parque de la esquina o pintar una escuela. Siempre he dicho que primero está  la responsabilidad ante la junta directiva, está claro que ninguna empresa existe para perder dinero, ni ninguna organización para fracasar; en segundo lugar –o no sé si este está primero y el anterior de segundo, como el cuento del huevo y la gallina– está la responsabilidad ante los trabajadores (sin trabajadores no hay organización pero sin empresa, propietarios, accionistas  y ganancias no hay empleo); en tercer lugar, el entorno y dentro de ese entorno la familia de los trabajadores, la comunidad y por supuesto la sociedad.

 ¿Qué ha pasado en Venezuela?

Si  hacemos una retrospección de las empresas que han hecho Responsabilidad Social (en mayúsculas) como su nombre y definición lo indican, sean  locales o multinacionales que operan en el país, me sobran dedos de las dos manos para mencionarlas.

Creo que se han desarrollado numerosas actividades –por cierto muy importantes– vinculadas con lo que yo llamo acción social o desarrollo e involucramiento con la sociedad, que sin lugar a dudas es parte de la Responsabilidad Social, mas no Responsabilidad Social como un todo, entendiendo como su concepto:

“Responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medioambiente, a través de un comportamiento transparente y ético que contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad,  tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas, cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento; y  esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones”.[i]

Por otra parte, sigue existiendo en nuestro país la confusión entre caridad, filantropía (vinculada a las personas) y responsabilidad social. Ojo, no es que este criticando estas actividades; por el contrario, ante la situación que vive actualmente nuestro país y –por qué no– nuestro mundo, éstas  se hacen imperativas  y necesarias. Sin embargo,  las acciones filantrópicas por sí mismas no consiguen el objetivo primordial de integrar la responsabilidad social en la organización dentro de sus prácticas. 

A este respecto, cuando me refería a cuántas empresas existían que hubiesen abordado la responsabilidad dentro de sus prácticas diarias, me refería a cuántas han abarcado transversalmente las 7 materias de la Responsabilidad (Gobierno Corporativo, Derechos humanos, Practicas laborales, Medio Ambiente, Practicas justas de operación, Temas de clientes y consumidores y Participación activa y Desarrollo de la comunidad), cuántas han desarrollado programas de responsabilidad social vinculados al corazón de su negocio.

Cuando digo pocas, no quisiera ser injusta con el sector empresarial venezolano que tanto ha hecho por mantenerse a flote durante todos estos años en los cuales nuestro país se está viniendo abajo; todo lo contrario, estoy haciendo justicia a aquellas empresas que han entendido a través de los años, que la generación de empleo no es suficiente, que existe un capital humano que no debemos ignorar, que han entendido que vivimos en un mundo donde las personas tienen necesidades y que ser rico no es malo, por el contrario, ser rico es bueno si te lo has ganado con esfuerzo, ética y principios morales sin ignorar el derecho de los demás a una vida decente. 

Estoy convencida de que una causa importante –por no decir la más importante– que nos llevó a la situación en la cual estamos viviendo, es ese capital humano que fue en cierta forma ignorado durante tantos años por muchos –y no quiero decir empresarios, porque sería injusta–,  fueron ignorados por la sociedad como un todo y que vieron en la figura del llamado “socialismo del siglo XXI” la gran solución que los iba a sacar de la situación de pobreza y exclusión social en la cual vivían. Y el resto de la historia y sus consecuencias no hace falta que las diga….

¿El futuro?

Yo tengo fe en que esta lección que nos ha dado el pueblo sirvió y servirá para que sigan  sobreviviendo aquellas empresas que comprendieron la importancia de sus trabajadores y que los ayudaron y se comprometieron con ellos no solo para producir beneficios, sino para crear empleos dignos y con ello justicia social.

¿Un ejemplo de esto? El compromiso de la gente de Polar con su empresa, la “Garra Polar” es una prueba de que sí se puede ser Socialmente Responsable en Venezuela.

Perla Puterman S.
@FRSIberoamerica


Escrito originalmente para la Edición No 35 de la Revista RSE Venezuela


[i] Tomado de la Norma ISO 26000:2010 Guía de Responsabilidad Social

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