Recientemente he leído una serie de publicaciones que me han hecho reflexionar nuevamente sobre conceptos como la filantropía, caridad y por supuesto sobre la Responsabilidad Social, llámese E de empresarial o I de individual o simplemente S de social.
Por ejemplo: Expoknews publicó recientemente un artículo en el cual se hacía alusión a una lista publicada por la revista Fortune en la cual se hacía mención a los hombres más ricos del mundo, y se preguntaba “Los 10 mejores líderes del mundo según Fortune, ¿son responsables?”, dentro de la categoría RSE y una semana después en la misma web y la misma autora publicó un artículo denominado “La filantropía de los más ricos del mundo en 2015 según Forbes” dentro de la categoría RSI y desde entonces esos títulos me están haciendo ruido, tanto así que tengo pensado hacer un #RSEchat en las próximas semanas para debatir sobre estos términos: Responsabilidad Social empresarial, Responsabilidad Social Individual, Filantropía y caridad.
Sin embargo la situación actual del mundo, cosas tan reales como la matanza de 147 jóvenes en una Universidad en Kenia por el simple hecho de ser cristianos, el atentado en el museo de Túnez, la propia realidad que vive Venezuela, me distrajo del tema[1].
Pero el gusanito de la RSE me comenzó a revolotear en el cerebro cuando además leí el artículo publicado enCOMUNICARSE, “La reveladora historia de Howard Bowen, el Padre de la RSE” y decidí retomar un tema que si bien esta trillado, creo que aun se sigue confundiendo los términos de RSE, RSI, filantropía y caridad[2].
Quiero aclarar que este escrito no es una cátedra magistral, ni está hecho para “eruditos” de la responsabilidad social, sino para personas normales, comunes y corrientes, por lo cual está redactado en forma coloquial con la sencillez y espontaneidad que siempre me ha caracterizado.
Creo que lo primero que debemos hacer, es deslindar los conceptos, y para ello hago referencia a que para muchos autores, el verdadero inicio y origen de la responsabilidad social, data de finales de la década del siglo XIX-comienzos del siglo XX por iniciativa del sector privado, acciones muchas de ellas fundamentadas en obras de caridad y a través de donaciones privadas y a requerimientos de orden fundamentalmente ético, religioso o familiar, de corte absolutamente individual y filantrópico.
No es sino hasta un siglo después, que surgen temas como los derechos humanos, (olvidados por muchos y en otros casos ignorados), el medio ambiente, las prácticas laborales, la protección al consumidor y las prácticas justas de operación.
A finales de 1970 comienza a darse a conocer el tema de responsabilidad social corporativa con la incorporación de las ONGs a partir de la década de los 80, Pero es sin duda hasta los años 90 en que el concepto de RSE –y la utilización de ese nombre- comienzan a cobrar protagonismo dentro la sociedad global. Esta profundización y tendencia creciente se debe al impulso de organismos internacionales y grupos sectoriales que han promovido la creación de códigos de conducta, directrices, normas y otros instrumentos para la implementación de la RSE como una estrategia de negocios integral y a largo plazo, que busca convertir a la empresa en un actor que promueva el desarrollo sostenible de su localidad, país y región.
Sin embargo existen evidencias de que muy temprano en la historia que ya se hablaba de responsabilidad con la sociedad vinculada este tema al empresario y no a la empresa. Es así como Howard Bowen[3] en 1953 hablaba de la “Responsabilidad Social del hombre de negocios”, lo cual y a pesar de que habla sobre la relación entre la empresa y la sociedad y define, tal vez por primera vez, algo que pudiera parecerse a la responsabilidad social como “las obligaciones de los empresarios para impulsar políticas corporativas para tomar decisiones o para seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. A mi entender por su connotación pareciera estar más vinculado con el desarrollo e involucramiento con la comunidad o sociedad, es decir con la “acción social”, más que con la RSE (entendiendo la RSE como la definiremos más adelante).
Desde el año 2005 y a raíz del comienzo de la discusión de la ISO 26000 comienza a hablarse de la responsabilidad social aplicable a todo tipo de organizaciones con la incorporación de actores como consumidores, universidades, consultores, trabajadores. ONGs y otros; denominándose todos los actores como stakeholders o grupos de interés y deja de ser RSE o RSC para convertirse en RS[4].
Si bien las palabras caridad y filantropía tienden a confundirse, la filantropía según la real academia de la lengua se define como “el amor al género humano”, a lo cual Wilkipedia agrega: “y a todo lo que a la humanidad respecta, particularmente en una forma constructiva expresada en la ayuda desinteresada a los demás”.
Mientras que caridad, según la RAE tiene varios significados, asociados a la religión, y en forma general, “Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados”.
En cambio, la Responsabilidad Social[5] es responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medio ambiente, mediante un comportamiento ético y transparente que:
- contribuya al desarrollo sostenible incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad;
- tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento y
- esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones
Y si transpolamos el término a la Responsabilidad Social individual, ésta no es más que la conducta ética del ciudadano para consigo mismo y con su entorno, y va mucho más allá del cumplimiento de las obligaciones legales, está relacionada con nuestra actitud en el hogar, con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestros amigos, con el ambiente, con el trabajo, con nuestros vecinos y con la sociedad.
Lo cual quiere decir que la filantropía, pudiera ser parte de la responsabilidad social individual, y como menciona la ISO 26000 “no se debe confundir la filantropía con la responsabilidad social por cuanto las actividades filantrópicas por sí mismas no consiguen el objetivo de integrar la responsabilidad social en la organización y no forma parte de la estrategia de la organización”. Además cita: “La filantropía (entendida en este contexto como aportaciones a causas caritativas) puede tener un impacto positivo en la sociedad. Sin embargo, no debería ser utilizada por una organización como sustituto de la integración de la responsabilidad social en la organización”.
Más aun considerando las 7 materias fundamentales de la ISO 26000, y relacionándolas con la responsabilidad social individual ¿podríamos decir que estas personas mencionadas por la Revista Fortune, con actividades filantrópicas reconocidas mundialmente, cumplen con las 7 materias fundamentales de la responsabilidad social?
¿Respetan los derechos humanos de sus semejantes, bien sea de los trabajadores de sus empresas, organizaciones que lideran o países que gobiernan?
¿Respetan los derechos humanos de sus semejantes, bien sea de los trabajadores de sus empresas, organizaciones que lideran o países que gobiernan?
¿Tienen prácticas laborales justas para sus trabajadores, incluyendo las empresas que operan en países desarrollados?
¿Respetan el medio ambiente en sus operaciones?
¿Nunca han cometido abusos en sus prácticas justas de negocio, o han sido objeto de corrupción?
¿Nunca han cometido abusos en sus prácticas justas de negocio, o han sido objeto de corrupción?
¿Respetan a sus consumidores, usuarios o administrados?
¿Cooperan con las comunidades y sociedades en las cuales operan y un poco más allá, cooperando a superar la pobreza en su país, región o el mundo?
¿Cooperan con las comunidades y sociedades en las cuales operan y un poco más allá, cooperando a superar la pobreza en su país, región o el mundo?
Si solo cumplen con algunos de estas materias fundamentales y en especial con esta última, pudiéramos decir que en algunos casos serian filántropos, pero no me atrevería a decir que son personas responsables y mucho menos en algunos casos mencionados en el mismo artículo.
Sé que este articulo va a traer cola y generará puntos divergentes de discusión pero me encanta servir de “inspiración” a que aquellos que se niegan a aceptar que la RSE, si no se termina de entender quedara como un cuento más de la historia, y que como siempre encontraran en éste, una forma de surgir entre las cenizas como el ave fénix.
Ing. Perla Puterman S.
@FRSIberoamerica
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